ENFERMEDADES NOSOCOMIALES
Es cierto que las enfermedades transmisibles se pueden
adquirir con más facilidad cuando se viaja o cuando las condiciones del
ambiente se hacen más apropiadas para la proliferación del agente tóxico, pero
otra de las enfermedades de este tipo se produce en el hospital. Esto se llama infección
nosocomial.
La fuente de infección de estas enfermedades puede
proceder de los mismos pacientes (lo que se considera infección endógena), de
otros pacientes o del personal que trabaja en el hospital (infección exógena) o
puede producirse por la adquisición de flora exógena a la que sigue la
infección endógena. En cuanto a los mecanismos de transmisión son igual que en
cualquier enfermedad transmisible.
Los factores de riesgo de tipo intrínseco que más
influyen son la diabetes seguido de la neoplasia. En cuanto a los factores de
riesgo de tipo extrínseco el que más prevalencia tiene es la intervención
quirúrgica por delante del catéter urinario cerrado. La infección
urinaria con aproximadamente el 22.1% es la principal, seguida de las
respiratorias.
En los últimos años el número de infectados se ha reducido
progresivamente; siendo en 1990 de 8.5% hasta la más baja, registrada en 2011
de 6.3%. Entre el 1 y el 1.5% de éstos fallece como consecuencia directa de la
infección hospitalaria y en un 3 o 4% de los casos la infección contribuye en
la causa de este fallecimiento. Asimismo supone un gasto extra de
aproximadamente el triple para el hospital, ya que se prolonga la estancia del
paciente entre 2 y 11 días.
Por este motivo la Sociedad Española de Medicina
Preventiva Salud Pública e Higiene (SEMPSPH) creó el proyecto EPINE (Estudio de
Prevalencia de la Infección Nosocomial en España) en 1990. Casi todas las
comunidades recomendaron a sus hospitales unirse al proyecto y en el año 2011
ya se ha conseguido la implicación de 287 hospitales y el estudio de 61222
pacientes.
Aunque el número de infectados desciende, sigue siendo
necesaria la vigilancia epidemiológica en los hospitales. Gracias a esto
podemos medir los niveles de infección, identificar los microrganismos
implicados y conocer los factores de riesgo de infección. Nos permite también
evaluar la eficacia de medidas preventivas y de control y obtener información
para la mejor identificación de recursos posibles. En la prevención y control
debe participar todo el personal sanitario y deben existir normativas y
protocolos escritos para todos los servicios y actividades.
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