Transmisibilidad de las enfermedades infecciosas
Las enfermedades infecciosas se dividen en transmisibles y no transmisibles.
Las enfermedades infecciosas transmisibles se pueden propagar directamente desde el individuo, a través de secreciones, la pies o membranas mucosas o, indirectamente, cuando la persona infectada contamina el aire por medio de su respiración, un objeto inanimado (fomites) o un alimento, como suele ocurrir con la gripe.
En las enfermedades infecciosas no transmisibles el microorganismo no se contagia de una individuo a otro, si no que requiere de circunstancias especiales, sean medioambientales, accidentales, etc. para su transmisión. En estos casos, las personas infectadas no transmiten la enfermedad. Estos incluyen la necesidad de vectores intermediarios (como el mosquito que transmite la malaria) o transferencia de fluidos corporales (tales como las transfusiones, el uso compartido de jeringas o el contacto sexual).
En el entorno hospitalario, es muy importante el hecho de lavarse las manos. Una mala higiene de manos podría suponer un gran aumento en infecciones en los paciente, debido a que la mayoría de estos tiene un sistema inmune desmejorado, lo que influye profundamente en la facilidad de contraer enfermedades en el hospital (enfermedades nosocomiales).
Siguiendo estos 8 pasos básicos podemos evitar el contagio de estas enfermedades infecciosas.
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