Historia de la Tuberculosis (II)
Descubrimientos en relación con tuberculosis
El médico inglés Benjamín Martenl
en, en su obra A New Theory of The Comsumption fue el primero en aventurar que
la causa de la tuberculosis podría ser una "diminuta criatura
viviente", que, una vez en el organismo, podría generar los signos y
síntomas de la enfermedad.
Fue Robert Koch, en 1882, al
utilizar una nueva técnica de tinción, el primero que por fin pudo ver al
"enemigo oculto". En el año 1895 Wilhelm Konrad von Rontgen descubre
la radiación que lleva su nombre, con lo que la evolución de la enfermedad
podía ser observada.
Aislamiento
Con el conocimiento del agente
causante y el mecanismo de transmisión, proliferó la aparición de los famosos
sanatorios, con los que se buscaba, por un lado, aislar a los enfermos de la
población general interrumpiendo la cadena de transmisión de la enfermedad, y
por otro, ayudar al proceso de curación con la buena alimentación y el reposo.
Comenzado Inicialmente en Silelsia en 1859 por Hermann Brehmer la idea alcanzó
gran popularidad. En 1884, Edward Livingston Trudeau construyó el primer
sanatorio en los Estados Unidos.
Cirugía para la tuberculosis
Antes del descubrimiento de los
antibióticos y los medicamentos antituberculosos, era común el tratamiento
quirúrgico.
Medicamentos Antituberculosos
Pero no fue hasta 1944, en plena II Guerra Mundial, con la
demostración de la eficacia de la estreptomicina, cuando comienza la era
moderna de la tuberculosis, en la que el curso de la enfermedad podía ser
cambiado. En el año 1952 tiene lugar el desarrollo de un agente mucho más
eficaz: la isoniacida. Ello hace que la tuberculosis se convierta en una
enfermedad curable en la mayoría de los casos.
La rifampicina, en la década de los 60, hizo que los
regímenes terapéuticos se acortaran de una forma significativa.
Se produjo un descenso progresivo de casos hasta mediados de
los 80, en los que la irrupción del sida, la inmigración desde países en los
que la enfermedad es muy prevalente (no hay que olvidar que la TB es un
problema global de la humanidad, de difícil solución con medidas de "fronteras
adentro"), la formación de bolsas de pobreza y situaciones de
hacinamiento, el impacto en los adictos a drogas por vía parenteral, junto con
la escasez de recursos sanitarios, han hecho de la TB un problema creciente,
con la adquisición y propagación epidémica de nuevos casos.
Todo ello ha llevado a una adherencia deficiente de los
enfermos a los tratamientos, con la aparición y diseminación de cepas
resistentes a los medicamentos. Parece que el futuro pasa por el desarrollo de
nuevos fármacos, pero sobre todo, y principalmente, por aumentar fondos para
programas de control como se comenta en el siguiente apartado.
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